Publicado en Personal

Snapchat

Si algo he descubierto usando Snapchat estos dos últimos años es que me gusta mi voz. Siempre me había sorprendido en las grabaciones la voz tan repipi que tengo, sobre todo porque de tan directa que soy, acabo siendo muy a menudo poco diplomática. Como si tener una voz repipi fuera algo que sólo debiera tener alguien que contara obviedades. Con esto dejo claro la alta estima que tengo de lo que digo, aunque no siempre defienda todo lo que debiera mis argumentos. También he descubierto que me río mucho, soltando carcajadas prácticamente todos los días, cuando soy una persona bastante seria. Esto me hace especialmente gracia durante el proceso de descubrir el sentimiento de la soledad que me encuentro, porque la tristeza no es apta para las redes sociales e inconscientemente me río contando la chorrada que toque en esos 10 segundos de Snapchat. Por eso confieso que miento en las redes sociales y que no me hagáis mucho caso. ¿O quizá esto sea verdad?

NOTA: Esto lo escribí en diciembre, antes incluso que el post anterior, y actualmente no me encuentro tan ‘oscura’. Como dice hoy @mimesacojea, si lo cuento aquí es porque no tengo psicoanalista. Ni gato. De tener gato, se lo contaría a él (para eso están los gatos).

Autor:

No soy graciosa pero sí ocurrente.

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